
1. "Buzzard" - 8:15
2. "Silver Tightrope" - 8:24
3. "Paths and Planes, and Future Gains" - 4:31
4. "Last Stand Before" - 8:22
5. "Basking in the White of the Midnight Sun" - 11:34
Los restos de un páramo destruido se extienden hasta donde alcanza la vista; una tierra baldía llena de escombros y árboles desgajados bajo un cielo cubierto de nubes negras, todo iluminado por las últimas luces del atardecer.
En el suelo de este apocalíptico escenario aparecen recostados cuatro individuos, observando tranquilos, como si fuesen los responsables del abrumador caos que se erige a sus espaldas y hubieran decidido tomarse un descanso. Sin embargo no son unos cualquiera, y esta es su historia, maldita como pocas...
Se trata de Keith Relf, Martin Pugh, Louis Cennamo y Bobby Caldwell, nombres que imprimieron su prestigio y leyenda para las páginas de la Biblia del rock; cuatro músicos unidos por una causa, efímera y ya olvidada, pero que gracias a su experiencia y sabiduría lograron algo muy complicado con su música: atrapar el instante presente en lo que tiene de más efímero y profundizar en él para otorgarle un valor de eternidad. Pero es preciso remontarse a ese momento en que Relf está harto de la industria a causa de no alcanzar ningún éxito comparable al de sus ex-compañeros de Yardbirds (Beck, Page y Clapton), quienes ya se hallan catapultados al estrellato.
Mística conjunción de elementos, éste encuentra en su peregrinaje de productor y artista de futuro incierto otras tres almas perdidas con las cuales tiene mucho en común: Pugh es un guitarrista que ha paseado su buen hacer por Steamhammer y el debut en solitario de Rod Stewart; Cennamo es un bajista que ha colaborado en Colosseum y otros grupos además del mencionado Steamhammer y formar Renaissance junto a Relf; por otro lado Caldwell, nativo estadounidense, tuvo sus momentos de gloria a las baquetas cuando trabajó con Johnny Winter y sobre todo dentro de los legendarios Captain Beyond...
Y si tienen algo en común, además de su talento, es que ninguno se encamina, precisamente, a la autopista hacia el éxito; están anclados en una cada vez más competitiva escena musical, con el glam rock despuntando a un lado del charco y las bifurcaciones más tempestivas del hard y el progresivo al otro. Perdidos, en tierra de nadie, unen sus fuerzas en una furiosa cruzada cuales forajidos del "Grupo Salvaje", la cual va a iniciarse a finales de 1974 desde el seno de A&M por recomendación del bueno de Peter Frampton (Cennamo fue bajista a muy corto plazo en su proyecto The Herd).
¿Y qué mejor que iniciarla a lomos de una bestia que represente, en armonías, ritmos y arcordes, toda esa energía que cual bomba de neutrones anda buscando liberar este "súpercuarteto", bautizado convenientemente Armageddon? Eso es "Buzzard", descrito por Relf como un gigante de los cielos (en realidad un gran buitre de caza) que "vuela alto sobre sus brillantes alas y cuyo ojo malicioso espera el momento oportuno sobre un llanto de impotencia"; la fuerza bruta que desprende este primer tema se sostiene principalmente sobre la armonía del bajo unido a un "riff" dinámico, aderezado con efectos "wah-wah" y de veloz digitación (quizás demasiado para la época), evocando la gesta descarnada de su implacable protagonista.
Con su excelente trabajo de guitarras, sus juegos desquiciados de batería y hi-hat, su bajo macizo y su temática fantástica y bélica, "Buzzard", quizás por accidente, presagia muchas cosas: el heavy metal que irá definiéndose desde finales de los '70 hasta explotar en la década siguiente, las corrientes de speed, thrash y power que mutarán con el paso del tiempo, además de anticiparse a otros seres de la mitología "metálica" (el "Sinner" o el "Exciter", parientes muy cercanos). Y eso que Relf y sus compinches se aferran a sonidos y patrones de sobra conocidos en el momento...
Su virtuosa técnica instrumental sigue la complejidad del progresivo pero compartiendo la agresividad y oscuridad de Atomic Rooster (de la etapa John Cann), Lucifer's Friend o Black Sabbath; lejos de influencias y similitudes, por supuesto halladas en los anteriores grupos de los integrantes, éstos dejan que las extensas "jams" se apropien del espectro sonoro vislumbrando por el camino cambios de ritmo sorprendentes y a la vez adictivos, heredando parte de la experimentación del space rock y el psicodélico. Y así crean una propuesta musical excitante e inédita, dando forma a algo inclasificable (ni de principios de los '70 ni de finales...).
"Herencia" progresiva que se atisba en los últimos minutos de "Buzzard" (que parecieran ejecutados por GONG), en la duración de las canciones (únicamente cinco en todo el álbum) y cómo no en la siguiente perla del LP. Tras esa vorágine guitarrística del tema inicial, responsable de la ola de destrucción plasmada en la portada, surge "Silver Tightrope", reflejando gracias a sus preciosos pasajes instrumentales y melodías cristalinas, una reflexión espiritual y tranquilizadora sobre lo ocurrido; evocación solemne cuyos ecos resuenan en los mismos confines sinfónicos que los de YES y donde Relf se abre paso entre los neblinosos acordes con unos registros vocales similares a los de Anderson.
Esta balada épica de más de ocho minutos y coros que alcanzan un clímax de belleza apabullante, no varía ni un ápice su estructura ni su ritmo, pero nos obsequia con una gradual escalada de intensidad por medio de la interpretación vocal de Relf y la potente entrada de Caldwell a la batería. Y esta potencia, que se trajo de sus Captain Beyond, se imprime a fuego en "Last Stand Before", donde de mejor manera se equilibra el virtuosismo del progresivo con la contundencia del hard rock más fiero y descarado; al igual que "Buzzard", un "riff" ácido hará crujir el silencio y en él se apoyará el consiguiente desarrollo instrumental, sobre fraseos cuya esencia "zeppeliana" marca las pautas de un pesado blues vacilante y contagioso (confluyendo lo mejor del sonido de Wishbone Ash, CACTUS y FREE).
Así, mientras los chicos a coro suenan insolentes, siendo respaldado este sentimiento por la melodía del bajo, la canción se irá desenvolviendo en una vigorosa "jam" rica en matices con un puñado de arabescos acoplados por debajo de los acordes bases que la conducen, finalizando con una unión perfecta entre la guitarra de Pugh y la armónica de Relf; en esta línea rockera, muy del gusto de Uriah Heep, destaca "Paths and Planes, and Future Gains" por su duración "lógica" pese a sorprender con una estructura cambiante, donde la protagonista es esa guitarra que cabalga enfervorecida sobre la aplastante sección rítmica de Cennamo/Caldwell.
Finaliza este viaje la suite de once minutos "Basking in the White of the Midnight Sun", conjugándose de forma perfecta las influencias y el virtuosismo de los músicos para ofrecer una mezcla poderosa y ampulosa de hard progresivo de pleno derecho: atmósfera amenazante que perfila la introducción para desembocar en un atracón de insistentes punteos "rockeros", ásperos y ardientes, tocados a velocidad de vértigo; las armonías y ejecuciones se tomarán su tiempo hasta darse un pronunciado cambio a mitad de canción, expresándose el cuarteto desde sus más añejas raíces "blueseras" para volver, mucho después, al ímpetu del principio.
Sí, ha sido un viaje alucinante a través de los senderos más inopinados del rock; atravesamos las tinieblas de la tierra devastada, por fin una luz cegadora se alza en lo alto, y los culpables de tamaña destrucción se mimetizan con el escenario convirtiéndose en piedra. Armageddon serán desde luego presa de esta maldición; la discográfica impulsó las ventas del álbum utilizando una publicidad muy jugosa, donde se anunciaba "Libres de las ataduras del pasado, Armageddon ha creado un explosivo debut, fruto de este cuarteto de total innovación y prodigio musical".
Sin embargo el mal estado de salud de Relf le obliga a volver a Inglaterra dejando pronto su "súpergrupo", quienes sólo pudieron dar un par de conciertos promocionando el LP...no los suficientes para apoyar las ventas del mismo, así que A&M en absoluto quedarían contentos (por fortuna los muchachos lo autoprodujeron). Toda posibilidad de reunión queda aplastada cuando el líder vocalista, en proyecto para hacer resucitar a Renaissance, fallece en su sótano electrocutado mientras toca su guitarra, el 12 de Mayo de 1976 (otras historias le otorgan una muerte más rocambolesca, dentro de su bañera...igualmente electrocutado mientras toca su guitarra...).
Se va una leyenda de la música, demasiado temprano (con poco más de 30 años), y con él todas las esperanzas de hacer resurgir una formación de la calidad de Armageddon, un fenómeno anecdótico de la época, enterrado bajo una impenetrable oscuridad y sólo rescatado por los que pueden llamarse auténticos arqueólogos del rock.
Carne de arqueología pura y dura y quintaesencia de una evolución del género que gracias a su calidad y originalidad supone una revolución en el mismo, desarrollada, debido a los inclementes giros del destino, desde sus más negros abismos...para poco a poco ir emergiendo e influenciando inconscientemente a bandas y artistas futuros, quienes nunca lo supieron ni seguramente nunca lo sabrán.
Por suerte ha conseguido salir a la luz gracias a ediciones y remasterizaciones contemporáneas.
Canción favorita: "Buzzard"
Keith Relf: Voz/armónica
Martin Pugh: Guitarras
Louis Cennamo: Bajo
Bobby Caldwell: Batería/percusión/piano