
1. Прощай, Норфолк!/Farewell, Norfolk!
2. Зомби/Zombie
3. Антихрист/Antichrist
4. Не Хочешь - Не Верь Мне/You’d Better Believe Me
5. Кровь за Кровь/Blood for Blood
6. Бесы/Demons
7. Всё, Что Было/All That Was Passed
8. Следуй за Мной!/Follow Me!
Seguro que el nombre Aria no significa absolutamente nada para muchos de vosotros lectores de este maravilloso portal. Menos aún si en lugar de la versión traducida al inglés utilizamos el nombre original en cirílico, Ария. Pero que eso no os tire para atrás, porque los chicos de Kholstinin fueron uno de los mejores grupos de heavy metal nacidos en el este de Europa, y sin duda el mejor de la ya lejana y extinta Unión Soviética.
Apodados por muchos como los “Iron Maiden rusos”, estos Aria tenían a fecha de 1991 una de las discografías más envidiables del continente. Con su debut Megalomania ya demostraron que no eran una banda más de las miles que salieron en aquellos días, mostrando un saber hacer compositivo más que admirable que mezclaba lo mejor de Scorpions, Judas, Maiden y el rock progresivo en temas épicos e hímnicos como “Torero” (curiosa visión la que tenían los rusos de este “elemento cultural” español) o la suite progresiva “The Volunteer”. Sin embargo, a partir de Hero of Asphalt (uno de sus discos más reconocidos aún a día de hoy) dieron un giro completo a su sonido, abandonando casi por completo el resto de sus influencias para convertirse en la mejor versión de Maiden que haya existido jamás fuera de las huestes del señor Harris.
El tema “Rose Street” de este mismo Hero of Asphalt les puso en el mapa, convirtiéndose en un verdadero himno en su Rusia natal, y con el próximo Play With Fire terminaron por consolidarse como la banda más grande de la historia del país. Y es que tan solo hace falta ver la puesta escena que se gastan estos tíos para darse cuenta de que, aunque fuera no los conozcamos ni el tato, allí son todo un ente titánico. Por desgracia, a partir del 1991 cambiarían mucho las cosas, y es que la caída del muro de Berlín y la consiguiente desaparición de la URSS estaban a la vuelta de la esquina. Y así como la URSS cayó Aria también lo hicieron, pero estos últimos por suerte resucitarían años después.
Con Blood for Blood Aria se enfrentaron a la titánica tarea de mantener el nivel de aquel magno Play With Fire, algo que intimidaría incluso al propio Steve Harris, pero lo consiguieron, vaya que si lo consiguieron. El disco del 91 nos recibe con una portada oscura y molona, con una especie de demonio con cabeza de vela que observa a Jesús y a los dos ladrones que le acompañaron en la cruz. Lejos quedaban ya las portadas más convencionales de Hero of Asphalt con ese tío en armadura conduciendo su moto, o el homenaje a Judas Priest de la portada de Play With Fire. Aria habían oscurecido su sonido y nos avisaban de ello a través de esta ilustración.
Una vez pinchamos el LP nos topamos con “Farewell, Norfolk!”, al que podríamos bautizar perfectamente como “el mejor tema de Maiden no compuesto por Maiden”. Las melodías del inicio del tema crean una atmósfera increiblemente épica, y las cabalgadas posteriores encabezadas por el vozarrón de Valery Kipelov no se quedan atrás para nada. El tema tiene un desarrollo instrumental de infarto, y es que practicamente todo el grupo se marca su mejor actuación hasta la fecha en este Blood for Blood. Kipelov está pletórico, soltándose unos agudos en algunos temas que quitan el hipo, Dubinin se marca las mejores líneas que le hemos escuchado hasta la fecha, y la dupla Kholstinin-Mavrin no estará entre las tres mejores del heavy metal (ese puesto está reservado para los titanes de Judas Priest, Iron Maiden y Mercyful Fate), pero no sería para nada descabellado colocarla entre las 10 mejores del género. El que quizás se quede un poco por detrás es el batería, Alexander Manyakin, pero hace un trabajo decente que no nos impide disfrutar de las sublimes actuaciones de sus compañeros.
El disco baja las revoluciones con “Zombie”, un medio tiempo decente pero que sin duda es lo peor del disco, pero nos vuelve a meter de lleno en el fragor de la batalla con el clasicazo “Antichrist”. Una intro oscura con una melodía vocal cuanto menos curiosa (que quizás haga que algunos se echen para atrás por la barrera idiomática) nos envuelve y no nos suelta hasta esa explosión del 2:17, con uno de los mejores riffs del disco y que se erige como uno de los momentos más memorables del mismo. Y digna mención al último minuto del tema, cuando nos sacude la parte más cercana a un estribillo (el tema se pasa las estructuras convencionales por el forro), con una línea vocal de infarto y unos coros que harán tocar el cielo a más de uno. Aún a día de hoy es un indispensable en sus directos.
Con “You’d Better Believe Me” nos encontramos con el gran pero de este disco. Y os preguntaréis, ¿tan mal tema es? Y nada que ver, es un temazo brutal, con un estribillo genial y otra ración de solos estratosférica de la dupla de oro. El problema es que aquí se les va de las manos el “homenaje” a Maiden, calcando la intro y la estrofa de “The Clairvoyant” pero pasándola de modo mayor a menor. Habrá a gente a la que esto le de más igual mientras sean buenos temas, que lo son y añaden muchísimas partes de su imaginación, pero a mí es algo que personalmente me molesta mucho y que por desgracia en su siguiente Night Is Shorter Than Day volverían a hacer en un par de canciones.
Y una vez dicha esta pequeña riña paso a deshacerme en elogios, porque si cuando hacen cosas mal se dice, cuando las hacen bien también hay que decirlas. Y es que la segunda cara del disco no baja del sobresaliente en un solo momento. El tema título es una suite reminiscente a “Play With Fire”, con un estribillo genial inspirado por las melodías folclóricas rusas y el mejor desarrollo instrumental de todo el álbum (ojito al solo de guitarra clásica que comienza en el 3:40 o a las líneas de bajo del 5:38). La siguiente “Demons” es un medio tiempo tremendo con unas melodías celestiales en el 1:44, por las que más de uno mataría por tener en su discografía. “All That Was Passed” es una power ballad sublime en la que Kipelov se desgañita y nos muestra que si hablamos de heavy metal es uno de los mejores cantantes del género, y es que ojito a los gritos que se pega en el 3:37. También digna mención a como terminan el tema con esos coros femeninos, que le dan un toque único y épico al asunto. Y para terminar “Follow Me!” no ofrece nada nuevo, pero lo que sí que ofrece es un estribillo alucinante y más partes instrumentales para perderse en ellas hasta sabérselas al dedillo.
Hay gente que prefiere el anterior Play With Fire a este Blood for Blood. Y si que es cierto que quizás el anterior es más homogéneo en cuanto a calidad (“Zombi” es un pequeño bajón) y no tiene la guarrada ya comentada de “You’d Better Believe Me”, pero yo siempre me quedaré con este Blood For Blood. Y es que los otros 6 temas son simple y llanamente de lo mejor que he escuchado en todos los años que llevo en esto del heavy metal.
Aria con Blood for Blood vendieron discos como churros en su día, pero la posterior caída de la URSS inició un periodo convulso economicamente y de tensiones entre los países vecinos que antes estaban unidos por una misma bandera, por lo que apenas pudieron defenderlo en directo. Esto llevó a tensiones internas que desembocaron en la salida de Kipelov de la banda. Y aunque para el siguiente disco en 1995 regresó ya nada sería lo mismo, y la calidad en la música de Aria se vio mermada (aunque en el 98 con Generator of Evil la recuperarían), siendo este Blood for Blood el último disco de su primera y gloriosa etapa. Pero todo eso es una historia para otro día.
Cuatro cuernos altos para Blood for Blood, sobre un 9.
Valery Kipelov: Voz
Vladimir Kholstinin: Guitarra
Sergey Mavrin: Guitarra
Vitaly Dubinin: Bajo y coros
Alexander Manyakin: Batería