
1. Among The Living
2. Caught in a Mosh
3. I Am The Law
4. A.I.R.
5. N.F.L.
6. Deathrider
7. Medusa
8. In My World
9. Indians
10. Time
11. Be All, End All
12. Antisocial
El año 2005 nos trajo a todos los buenos amantes del buen Thrash, y sobretodo a los mejores amantes de Anthrax, una noticia de lujo. Un notición, señores. Joey Belladonna, segundo cantante del combo, y, a la postre, el más icónico de los "Thrax-vocalistas" (que no el mejor), el frontman que fue el rostro del grupazo de Scott Ian en su era más exitosa, volvía al mítico grupo, casi trece años después de abandonar el reino, y por varios motivos. El dinero, sin duda, y lamentablemente, el más obvio. Como se iba a ver en un futuro, y no muy lejano. Aunque el vivir de rentas pasadas, el hinchar las arcas a base de recordarle a las audiencias que hace muchos años tú eras "lo más", un rey de la escena, es algo lícito. Si lo hace todo hijo de vecino, no veo la razón por la que los americanos no puedan intentar sacarse unas pelillas rindiendo culto al revival metalero. Si no puedes con el enemigo, únete a él. Scott Ian lo intentó durante años. Pero no pudo. Mr.Dólar, el travieso ente de papel que todo lo puede, consiguió lo que nadie pudo: pegarle un sonoro patadón en el trasero a John Bush. Sin duda, el más completo de todos los gargantas que han sangrado en directo, y en estudio, por hacer más grande el poder del combo "Nu-trash-groovie-heavylón-punkarrilla-raperoide" más perversamente intenso y divertido del planeta Metal.
Anthrax, pese a merecerlo más que nadie, y después de editar tremebundos y seminales trabajos a partir de la escapada de Belladonna en 1992, como fueron los geniales "Sound of the White Noise", "Stomp 442" o "Volume 8: The Threat is Real", nunca ha sido considerada la banda de alto (altísimo) nivel que en realidad es. Nunca entenderé por qué mucho fan le dió la espalda al más simpático combo de los "Big Four" justo cuando más molona, innovadora, ecléctica y poderosa era su premisa musical. Parece que el ex-Armored Saint, John Bush, dueño de una voz ultra-cargada de feeling y garra, no pudo con la leyenda del "Injun" Belladonna. Trabajos ya instaurados en los "Hearts of Steel" de un amplio número de parroquianos thrashers, como "Among The Living", "Spreading The Disease" o "Persistence of Time", discos sacros, por otro lado, pesaron más que un buen montón de material osado, vanguardista, y, ante todo, cargado de cojones, estilo y empaque. El material pasado, el que cimentó el sonido de un grupo, siempre será el más venerado. Es una de las leyes del reino. No se puede luchar contra eso.
La historia se repite. "Ripper" en Priest, Bayley en Maiden, Deris en Helloween, Dio, o Tony Martin, en Sabbath, John Corabi en Mötley Crüe...da igual, hagas lo que hagas, seas como seas, incluso si eres el rey de la voz, un tipo ultrasuperior, un híbrido entre Rob Halford, Bruce Dickinson y Michael Kiske, no te comerás ni una mierda si los fans, los que realmente deciden el futuro y el ocaso de un combo, optan por querer "al de antes". Al molón. Al que vive en los pósters de la Metal Hammer ochentera.
Sharon Osbourne, la mandamás de la escena americana, mánager del tito Ozzy y "Master of Puppets" en el tinglado del Ozzfest, ofreció una sustanciosa cantidad al bueno de Scott Ian por tener a la banda en los escenarios del exitoso festival americano, en el que confluyen varios estilos distintos de enfocar el concepto Heavy Metal.
Eso sí, lo primero que quería la dueña de Ozzy era que Bush recogiese sus bártulos, se tomase unas vacaciones y se llamase a Belladonna. Y a Dan Spitz, ex-guitarra. La tia, con un ojo de cyborg para los negocios, sumó dos y dos y lo tuvo claro. Si con Belladonna, en los ochenta y a principios de los noventa, Anthrax, con la considerada formación clásica, llenaban pabellones y eran, junto a Metallica, la cabeza más visible del Thrash (si tio, hubo un tiempo, aunque parezca mentira, que Anthrax eran más grandes que Slayer o Megadeth) ahora se tenía que resucitar a los "Thrax 85-91". Estaba claro que, para su festivalito, Sharon quería llenar. Puede que los Anthrax junto a Bush sean un combo que ejecuta una premisa más molona, pero eso importa poco. Hay que hacer caja. Sharon quiere darle a la gente lo que pide (lo que se traduce en más entradas), a Ian no le irá mal el plus de "money" (así tendrá mucho tinte para perillas y se podrá comprar 16.000 skates más) y los puristas, los "Trues", los fans de los primeros tiempos, y todos aquellos que quieran conocer el origen de uno de los mejores grupos de todos los tiempos, podrán flipar, durante 90 minutos, con el huracán neoyorquino. La única duda era la de si rescatarían del olvido sus bermudas de colores. Todo olía a 1988. Y molaba. No nos engañemos. Todos tenemos espíritu "revival" y nos compramos reediciones molonas antes que nuevos discos. No tenemos perdón, jejeje. Nos tienen bien pillados los mamones de las discográficas. Saben que nuestro "ochenterismo" es una enfermedad con la que pueden ganar su buen dinerete. Y lo aceptamos gustosos. Lo dicho, no tenemos perdón. Pero, bueno, volvamos con los Anthrax...
La banda dió un muy buen tour, con excelentes críticas, y por todo el mundo, durante la primera mitad del 2005. Aún tengo en el coco grabado el show que dieron en Barcelona junto al excelente Dio. Show inolvidable, desde luego. Y tanto por haber sido la última vez que pude ver al elfo más molón, como por el derroche de bestialidad molona que se pegaron Anthrax. La banda, por entero, estuvo de lo más certera. Joey sonó de cojones y todo el mundo se fue a casa de lo más contento, con una camiseta del tour y centrado en volver a escuchar sus viejos vinilos de la banda. Y así pasó en todos lados. Todo el mundo hablaba de lo bien que ahora sonaban Anthrax. Todo el mundo se había olvidado, de la noche a la mañana, del trabajo de Bush en Anthrax. Parecía como si "Persistence of Time" hubiese sido el último trabajo de la banda y se hubiesen echado una siesta, rollo oso polar, mega-vago, de 15 añazos. Y el despertar, de acojone. La cosa debía celebrarse, y a lo grande. Para eso llegó "Alive 2". Para que a nadie se le olvidase que Anthrax seguían thrasheando como mamones incontestables. Para callar las bocas de los que, como yo, se quejaban del trato recibido a la era Bush. Anthrax nos iban a demostrar la vigencia de su material ochentero en plena era de nuevas tecnologias y de miles de millones de carreteras y mundos musicales. Con un par.
Una portada vistosa, parida en forma de "collage" fotográfico, en la que vemos parte de los intensos shows que la banda se fue pegando a lo largo y ancho del globo, nos recibe para vivir "Alive 2". Directo que se pudo vivir tanto en edición CD como en DVD. Doble ataque. Veremos como se las gasta el CD grabado el 3 de Junio del 2005 en el Starland Ballroom de Sayreville, New Jersey. Ya empieza el calor. Quítate la camiseta y prepárate a dar, y recibir, codazos a tutiplén. Si de verdad van a salir ante nosotros los Anthrax ochenteros, sin duda, la movida va a dar para recoger cubos de sangre trás el show. Y dientes. Un huevo de dientes. Si pillas uno de oro, enróllate y pasámelo.
"Among the Living", el primer toque de trompeta, nos despierta igual que nuestra madre, de peques, para ir al puto colegio. En plan avasallador, vaya. Las guitarras suenan densas, veloces, con mucha garra. Es todo un lujazo el volver a ser testigo de como se las gastan Ian y Spitz , juntos de nuevo, sobre las tablas. Joey suena con atino, con su afinación limpia acostumbrada, aunque algo más apagado que en el pasado. Normal, claro. Ya no tiene treinta años. El mítico tema de 1986 suena con garra, así que tranquilos. Primer disparo, correctísimo.
Las cuerdas de Ian empiezan a ir jugando con la audiencia. Poquito a poco, como quien no quiere la cosa, nos va llevando a "Caught in a Mosh". Y cuando el grueso de la audiencia reconoce lo que se le viene encima, sobretodo por ese baile tan característico entre el bajo de Bello y el kit de Benante, ya no hay vuelta atrás. Ceremonia riffera, bailarína, con los coros bien pegados a las lineas vocales de Joey, para realzarlo y acabar con más pegada, y otro ejemplo, ahora más logrado que en el track de inicio, de lo bien que se acopló Joey, tantos años después, al entramado Anthrax. Parece que nunca hubiese partido. Ahora sí que hemos vuelto a 1986. Menudo melenón tengo, colegas. Y hasta con rizos, jejeje. Puro Anthrax.
Llega el tributo al que, para mí, es el mejor personaje de la historia del cómic. Llega la hora de ponerse de rodillas, tanto si eres un delicuente como si no eres metalero. Por ambas elecciones morirás. Y la mano ejecutora será, nada más y nada menos, que la del puto Juez Dredd. La inmisericorde máquina de guerra policial. El hombre que no sonríe. "I Am The Law", otro momentazo del "Among", y van tres, que viene a no hacer prisioneros, a romper vértebras, a dejar huella. Y lo consigue. Descarado. Fuerza, voluntad de querer entregarse, tanto por parte de la banda como de la audiencia, caña y guitarreo espeluznantemente bien parido. Demoledores. Como siempre. Si algo han tenido siempre Anthrax, cante quien cante, es que el directo es una de sus mejores bazas. No te puedes aburrir en un show de Anthrax. Y menos si tocan como en el show del 2005. Joder. Barbarie Thrash y mega-molona. La bomba. Se nota, o creemos, que Joey ha vuelto para quedarse.
"A.I.R", "N.F.L", "Deathrider", "Medusa" e "In My World", parones por varios de los momentos más certeros de discazos como "Spreading The Disease", "A Fistful of Metal" o "Persistence of Time" (y, cómo no, de "Among The Living", que siempre será el disco-icono de los de Ian), suenan tremendas, con mucha fuerza y soltura. Tan, o más, directas que antes. Anthrax han ganado con los años y, como el buen vino, no pueden hacer más que lanzarse a una entrega más redonda. Músicos de naturaleza ascendente. Por mucho que ahora vivan del pasado. Además, se nota que el poso guitarrero, la forma de enfocarse musicalmente, es muy deudora de su pasado reciente. Anthrax le hacen frente al material ochentero con la fuerza de mil demonios y con el espíritu más modernete, haciendo de todo ello un invento cojonudo, pétreo e intraspasable. Al fin y al cabo, hablamos de una banda que pertenece a la élite de los "Big Four". Y eso se tiene que notar. En el reino del Metal no se regalan las coronas. Y Anthrax se han ganado su puesto como "durotes", y de lo mejorcito.
"Indians" (con la mejor interpretación de Joey en todo en recital), "Time" y "Be All, End All" siguen con la catársis metálica, con el despiporre, el buen rollo y la, "agresivo-simpática", naturaleza de los americanos. Más leña, más fuego y una nota alta por su entrega, su crudo puñetazo eléctrico y su temple. Todo suena perfectamente encajado en el histriónico puzzle destructivo de Anthrax. 5 piezas ideales. Nacidas para formar un bonito lienzo sónico.
Si hay un tema, una versión concretamente, que ya parece más propia de la banda que rinde el tributo que no del ente que parió el asunto, ése es "Antisocial". La acojonante versión de los franceses Trust, que, como casi siempre, cierra muchos shows, ahora es la encargada de pegar el patadón final, a lo Van Damme, para, como en las pelis del belga, dejarnos clavados en la tubería de turno. Por malos. La cosa empieza suave, para que el público se vaya soltando, y los músicos, derrotados ya por el esfuerzo hercúleo del directo, puedan tener unos segundos antes de la tormenta que se avecina. Volamos a 1988, nos ponemos bermudas de colores y vivimos en nuestra mente el pedazo de clip que tantas veces hemos mamado en nuestro añejo VHS. Mi track predilecto del show. Fieles a quienes fueron, fieles a su audiencias, fieles a Sharon Osbourne. O lo tomas o lo dejas. Pero si lo tomas, enhorabuena. Disfrutarás un cojón de la segunda juventud de uno de los combos más ideales del entramado metálico.
Directo genial. Por fín, y después de tantos años, ya podemos olvidar aquel flojete "The Island Years". Único testigo, hasta la aparición de "Alive 2", de la era Belladonna.
4 cuernos (altos) para "Alive 2". Una buena celebración de un momento de oro en la historia del Thrash Metal universal. E intergaláctico. Para fans de Belladonna, para fans de Anthrax, para amantes del buen directo.
Gracias, Sharon. Tenías razón. No veas lo que cunde un show "Belladonnista". Buen ojo, entrañable vibora.
Joey Belladonna: Voz
Scott Ian: Guitarra y voces
Dan Spitz: Guitarra
Frank Bello: Bajo y voces
Charlie Benante: Batería