
1. Something Wicked This Way Comes (Intro)
2. Shadow Fires
3. Flesh Ritual
4. Angels of Despair
5. Watchers
6. Condemnation
7. Symmetry of Strangers
8. End of Days
9. Abeyance
Tras haberse ausentado la friolera de DIEZ PUTOS AÑOS en los cuales lo único que sacarían sería una canción en un Split con Katharsis y un Live Album de escasa tirada, Antaeus volvieron a aparecer con un trabajo bajo el brazo. Insisto que habían transcurrido más de tres mil lunas desde aquel apoteósico Blood Libels (2006, Norma Evangelium Diaboli) que los puso decisivamente en los podios del Black Metal más trallero, salvaje, furibundo y demoledor. Por aquel entonces, Antaeus eran un grupo con todas las letras: con sus dos guitarras, su bajista y su bataca y vocalista… pero, la poca estabilidad de la agrupación sumada a los hábitos pocos saludables de sus miembros y las desastrosas giras… acabó reduciendo a la agrupación francesa a los dos únicos miembros estables: MkM y Set.
En esta tesitura y tras la jura de Set de no volver a poner sus pies sobre un escenario, apareció el que sería el cuarto álbum de estudio de la banda en veinticinco años: el Condemnation, también sacado por mano de Norma Evangelium Diaboli y, en esta ocasión, con escasa información alrededor de su grabación, producción y masterización. Únicamente sabemos que Set se hizo cargo de la composición, MkM de las voces (como siempre) y que para hacer el trabajo de percusión contrataron a Menthor (Nightbringer, Lucifyre), a quien le dejaron libertades las justas para desempeñar su labor. Y es que desde hace un tiempo a esta parte, Antaeus se resabiaron con tanto cachondeo, desfase, sablazo e incompetentes, decidiéndose al fin a mantener el proyecto en manos de las únicas dos personas realmente interesadas en hacer funcionar la máquina. Dos. Tan hasta las bolas estaban de todo que incluso desaparecieron de los medios negándose a conceder a penas entrevistas (por si lo de no tocar en directo no fuese suficiente) y, por encima, una vez sacado el Condemnation, descubriríamos que además de contener esa paupérrima información en los créditos ya mencionada, tampoco se dignarían a abrir la mano en lo letrístico. Vamos: que por no tener no tenemos ni las letras de las ocho canciones (+ intro) que conforman este album.
Antaeus siempre fue una banda formada por nihilistas, adictos, desequilibrados y mal-encarados (entre otras cosas), con lo que encontrarse con un lanzamiento tan misterioso y poco informativo no debería ser de extrañar pero jode… sin lugar a dudas jode. Por otra parte, esto no dejó de ser una especie de disparo en el pie, porque la falta de actividad y de comunicación con los medios y seguidores propició que, llegados a la salida de Condemnation, muchos no llegasen a enterarse, porque para el público de Antaeus estos ya ni estaban ni se les esperaba. Ahora bien: en mi opinión y a criterio personal estamos ante el segundo mejor álbum de estudio de los franceses.
Estos zumbados siempre fueron peña que tiraba de lo autorreferencial en lo musical. Incluso en su Blood Libels llegaron a reciclar algún riff de guitarra sacado de De Principii Evangelikum y… en el caso de Condemnation, pues pasaría un poco igual. Uno pone a sonar este engendro y no puede evitar acordarse de la opus de 2006. La cosa es que siendo la propuesta de Antaeus una bomba sónica tan potente, riffera y veloz… como que no molesta. Más bien se acepta y respeta porque la sensación que evoca la música de este dúo es de un acelerón de pulso considerable, una subida de adrenalina, una bofetada en toda la cara. Vamos… que unos se dedican a hacer puenting, otros se meten farlopa y se dan de hostias en la discoteca y algunos únicamente nos conformamos con escuchar trabajos como este.
Canciones tan poderosas como Shadow Fires o Flesh Ritual abriendo un disco de poco más de cuarenta minutos resulta de lo más prometedor. Porque si bien la primera te invita a estirar los brazos y a regodearse en medio de la tormenta de sangre y acero, Flesh Ritual ya directamente te envuelve con una de las composiciones más curradas en la carrera de Antaeus. Todos los riffs de puto diez. Luego que si Watchers con sus vapores enfermos… la homónima Condemnation demostrando lo que mejor saben hacer MkM y Set… y así todo. Es lo que tienen Antaeus, tienen su sello de identidad y eso implica tanto el sonar homogéneos como cafres, intrincados y arrolladores. Y… hablando de temas intrincados, conviene hacer especial mención a Symmetry Of Strangers, cuyo riff principal destaca sobre el conjunto.
Pocas treguas ofrecen Antaeus y en el caso de este engendro de 2016 la cosa no iba a ser diferente. Ahora mismo solo se me vienen a la cabeza dos: el que va entre Flesh Ritual y Angels Of Despair y los dos pasajes que nos brinda muy adecuadamente End Of Days en la recta final… dejándonos ante la marcial y orgullosa Abeyance, que cierra el Condemnation de manera sensacional.
Si bien este lanzamiento no aporta prácticamente nada nuevo a la carrera de Antaeus y por extensión a la escena, no es menos cierto que Condemnation juega con los mismos ingredientes que en Blood Libels pero con un extra de madurez y algo menos de sonidos industriales. Tanto es así que según el día me gusta y llena más este que el del 2006. Personalmente, lo único que habría hecho falta para decantar finalmente la balanza hacia Condemnation es que se hubiera cuidado tanto su diseño y layout como se cuidó en el anterior disco. Así de claro lo digo.
Cuatro cuernos. 8,25
MkM: voz.
Set: guitarras y composición.
Músico de Estudio:
Menthor: batería.