Aeternus - Beyond the Wandering Moon

Enviado por Witchfyre el Vie, 13/11/2020 - 17:57
Aeternus

Seguramente a los más jóvenes ni siquiera os vendrá el nombre de Aeternus a la cabeza cuando se habla del viejo black metal noruego a tenor de lo poco que los veo por ahí mencionados... yo mismo rara vez me acuerdo de ellos. Y tampoco os puedo culpar por ello, los propios Aeternus llevan 20 años arrojando mierda sobre su legado inicial, bueno, tampoco mierda exactamente, pero poco tienen que ver con la banda que eran durante el siglo pasado. La cuestión es que, a finales de los 90, eran una de las formaciones líderes de la escena (giras con verdaderos pesos pesados mediante), una vez los artífices de la segunda ola se habían ido desintegrando o simplemente apartado de sus orígenes. Los de Bergen fueron capaces de alumbrar (por poco adecuado que sea el vocablo, aquí de luz más bien poca) una trilogía realmente aplastante que nos sirvió de boya a la que aferrarnos a todos aquellos que habíamos aceptado las negras artes en años previos y nos íbamos quedando huérfanos de guías a los que seguir.

¿Y qué coño es eso de “dark metal” que se le ocurrió al bueno de Ronny (Ares para los amigos) hace un cuarto de siglo? Pretensión de acuñar un nuevo género, término del que también intentaron apropiarse otros como Bethlehem o Deinonychus por aquella misma época y que resultaba ciertamente poco descriptivo de su música. A la sazón, una equilibrada mezcla entre diferentes tendencias “en boga" durante aquellos años por tierras del norte. Un muchito del black noruego de unos Gorgoroth (en este mismo momento se encontraba el soldado Ares alistado bajo el mando de Infernus), el hálito gélido de unos Immortal, los aires “bathorianos" de Hades, las orgullosas epopeyas guerreras de los primeros Enslaved, la reverencia ancestral de Borknagar, la simbiótica comunión con la naturaleza de Bergtatt y hasta el sustrato céltico de sus compañeros de sello Primordial... Por poco apropiado que parezca esto último en una banda noruega, aportación de la instruida británica Nicola Trier, bajo el apelativo de Morrigan para la ocasión y hoy retirada de las gestas metaleras desempeñando funciones de traductora para el gobierno noruego. Y todo con un tufillo del sombrío death metal nórdico de unos Molested.

Es la propia Morrigan la que inicia las hostilidades con una engañosa caricia clásica livianamente inspirada en la Sonata a la luz de la luna de Ludwig Van Beethoven (o eso me parece a mí), ruidosamente quebrada por una Sworn Revenge que avanza como los elefantes de Aníbal camino de Roma. Estruendoso como esos paquidermos me resulta el trabajo de un Vrolok tras los parches quien, no me pregunten por qué, me hace pensar en el particular hacer de Nicklas Rudolfsson en Far Away from the Sun y un Pytten que, una vez más, demuestra que nadie entendió la idiosincrasia de tan singular estilo musical como él. Permitidme destacar el extraordinario trabajo de un cuidadoso artesano que siempre se supo adaptar a las condiciones del encargo, dotando a cada una de sus grabaciones de la personalidad propia que requería la ocasión. Beyond the Wandering Moon suena potente, masivo, frío, monstruoso, solemne... tanto como Pure Holocaust glacial, Hvis Lyset Tar Oss desolado, Pentagram despiadado, Eld victorioso, In the Nightside Eclipse infinito o De Misteriis Don Sathanas abisal... Que maravilla escuchar trabajos producidos de esta forma, algo que hoy se me antoja una quimera.

White Realm tira de épica bajando revoluciones con esos riffs corpulentos que evocan tanto la oscuridad del black metal, como la densidad del death y ese cavernoso rugir de Ares invocando paganos ritos ancestrales, mientras los casi 9 minutos de Sentinels of Darkness tienen un desarrollo que tampoco está muy lejos del doom más pesado. Es en estos cortes donde más te destroza ese atronador muro que erigen las guitarras. Embraced me acabaría sonando a los Gorgoroth del Antichrist con el David Vincent de God of Emptiness al micro, si no fuese por su hipnótica y letárgica sección central. Los desarrollos son largos, nada apresurados, siento una parsimonia generalizada por dejar al tema crecer de forma orgánica, mientras se construye solo y va dando fluidos bandazos estilísticos como los de Vind, sin que el contraste choque en ningún momento. Desde el black noruego más furioso, al death metal más pesado de tradición nórdica, pasando por el ardor guerrero de raigambre pagana o la oscuridad del doom más ortodoxo y todo dentro de una propuesta expresiva de lo más compacta... igual a eso se refería Ares con lo de “dark metal", si al final hasta iba a tener razón el cabronazo.

Disfrutando de este oscurísimo Beyond the Wandering Moon (qué sencilla y qué representativa se me hace esa imagen de portada) recomiendo sin reservas su fantástico sucesor, ...And So the Night Became, y un todavía digno Shadows of Old en los que progresivamente se iba apartando del misticismo del black metal noruego para convertirse en una banda de death metal oscurillo más terrenal, aunque aún con cierto encanto. Hasta ahí os puedo contar porque con Ascension of Terror perdí por completo el interés en ellos para no volver a recuperarlo jamás. Mientras suena Waiting for the Storms en este preciso momento aún siento como el frío me sube por la espalda y me deja sin aliento para luego recibir el golpe de un mazo de piedra en toda la cara que me hunde en el suelo. Cuatro cuernazos alzados hacia esa luna vagabunda que nos contempla entre la sombras de los árboles. No os olvidéis por completo de ellos, hubo un tiempo en el que el nombre de Aeternus tuvo un significado para algunos.

8,5/10

- Ares: voces, guitarras
- Vrolok: batería, percusión
- Morrigan: bajo, teclados, piano

Músicos invitados:
- Svartalv: voces (Vind, Embraced)
- K.N.: arpa celta

Sello
Hammerheart Records