ADX - Ultimatum

Enviado por TenzaZangetsu el Mar, 01/04/2014 - 16:21
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1. Ultimatum – 1:29
2. Commando Suicide – 5:04
3. Paracelse – 4:12
4. Red Cap – 7:11
5. Le brave des braves – 4:37
6. 1572 – 5:01
7. Le dernier carré – 4:28
8. La caresse du tyran – 4:18
9. Les coeurs éteints – 6:01
10. Divine Menace – 5:03
11. King Of Pain – 4:26

Esto es todo, señores. La última hora. La última página, donde leemos el desenlace de una historia que ha cautivado a los cuatro gatos que la han leído fervientemente. La hora más brillante u oscura de un grupo de franceses que encarnan el Speed Metal más terrenal y sucio de la escena. El final de los épicamente subvalorados ADX.

Por lo que he leído, este será su último trabajo en estudio. De ser así, solo puedo decir una cosa: demonios, como lo intentaron. Lucharon, batallaron, forcejearon… utilicen cualquier verbo que implique acción de pelear. Estos franceses, desde aquel lejano 1985, dictaron catedra de lo que es hacer buen Speed Metal. Nada de indulgencia, arreglos épicos o cualquier intento forzado para sonar “innovadores”. Lo suyo siempre fue hacer buena música y me enoja, me frustra, me arrecha, el hecho de que estos señores nunca hayan sido reverenciados –ni siquiera en el underground- como los fenómenos que son. Lo siento, pero jamás lo entenderé. Obras como el magno Exécution, La Terreur, Weird Visions (su Black Album), Résurection (un regreso de lo más avasallador) o el potente Division Blindee no las hace cualquier loco. Se necesita ese algo especial para poder hacer arte de este nivel. ADX lo tuvieron siempre.

Lo han intentado desde siempre y lo que me llega de estos galos es el hecho de lo bien que suena y la energía que destilan por los poros. Con solo escuchar un álbum de ADX, sientes una suerte de inyección de adrenalina que te hace vivir su música en niveles pletóricos. Tal vez no sean súper originales pero como ellos, en actitud, en personalidad, en mantenerse constantes sin importar las modas, no hay muchos. Son una especie en peligro de extinción. Si hubieran nacido en Estados Unidos, habrían conquistado al continente. Así de buenos eran y así de buenos son. Pero lo bueno llega a un fin, colega. Y ese fin se llama Ultimatum. Con su portada, anuncia lo que ha sido la carrera de ADX: una ejecución a ti, el pobre bastardo que cree que tiene oportunidad ante un monolito del Metal más cortante y afilado. Todos los símbolos de sus otras portadas circundan a aquella guillotina antigua del ‘85, ahora consagrada y venerada, que es la representación máxima de su grandeza.

Estoy molesto, hombre. Cabreado. No me lo creo. Simplemente no me lo creo. No puede ser que los de Phil no hayan sido capaces de conquistar al mundo metálico cuando dieron hasta la última gota de sudor en pos de la grandeza. Tal vez no sean un gigante en las listas de ventas, pero lo son donde cuenta: en las sucias junglas de los escenarios y la música. Ninguna lista o índice de ventas podrán salvarte en la bestialidad y brutalidad de la realidad artística. Nada ni nadie, carajo. Así que dejémonos de estas tonterías y vayamos directo al punto; estilo ADX. Así si provoca reseñar.

Tiempo de cubrirse de gloria. Tiempo de sufrir el Ultimatum.

El tema título no es más que una introducción que sirve como la mastodóntica marcha de las huestes francesas de Phil hacia el campo de batalla; lugar que siempre les perteneció y al que siempre pertenecieron. Introducción simple pero que conmueve y arenga al oyente. Antes de que nos demos cuenta, hemos entrado al mundo ADX con el trallazo que es Commando Suicide. Hemos llegado a casa y esos riffs afilados nos lo hacen saber. Phil suena mayor pero quienes han seguido a la banda saben que esto no es novedad. Igual, uno no los escucha por las acrobacias de su vocalista. Los escuchamos por lo geniales que son en conjunto y como nos pasan por encima. Primer temazo a las primeras de cambio. Ellos son el comando suicida: nunca tuvieron oportunidad y batallaron como los mejores.

Paracelse inicia con un jugueteo de bajo y volvemos al festín acelerado que todos conocemos. Tal vez no innoven en absoluto pero lo hacen con tanta convicción, que uno se compra el invento. Los riffs están afilados y la batería de Dog es notable, como siempre. El estribillo claramente marcado es una anomalía en su catálogo pero gusta como casi todo lo que hacen. Si Megadeth hubiera hecho dos temas como este en su último álbum, estaríamos diciendo que es el álbum del año. Una injusticia. En especial cuando escuchamos un pasaje melódico de guitarras como el que acontece a mediados de la canción. Temita que me gusta y mucho.

La pieza más longeva de este ilustre compilatorio de trallazos metaleros es Red Cap. Inicia majestuosa pero no tarda nada en ir por esos derroteros sucios y veloces que a ellos (y a nosotros) les fascina. Algo más medio tiempo pero con su gancho en las melodías vocales y una instrumentación de lo más lograda. La esencia más básica de su sonido se ha mantenido pero diría que con el pasar del tiempo tal vez se han convertido en un ente un poco más melódico y con su gancho. Aunque desde su magno debut del ’85, siempre han tenido su gracia y pegajosidad. La segunda mitad es ADX a morir. Ni siquiera el apocalipsis los va a detener. Phil usa un recurso vocal con reminiscencias al Death Metal en una cierta parte de la canción pero queda muy bien. Un gran tema, pero el más flojo hasta ahora.

Le brave des braves tiene bebe mucho del pozo Megadeth en su comienzo pero luego se mueve más por lo que la banda nos tiene acostumbrados. Debo decir que las producciones de los últimos álbumes han ayudado en enaltecer y solidificar su poderío musical. Suenan más duros que nunca. Muy buen tema. 1572 sigue por una estela parecida pero mantiene el álbum en un estado de gran concentración y esfuerzo. No hay displicencia o notas tocadas sin energía. Es un medio tiempo de lo más genial y que te mantiene atraído. Algunos efectos de Phil pueden fastidiar pero el hombre ya no es un adolescente y debe usar otros recursos. Como es costumbre, aceleran el paso y deciden comerte vivo. Estos si no van a mil por hora, se asustan. Lo suyo es la velocidad y la buena tralla. Así es que se hace el buen Speed Metal, demonios.

Con un tono algo Groove, Le dernier carré ataca tus sentidos con un sentir y porte genuinos. Buenas harmonías vocales pero creo que es lo más sobresaliente del tema, resultando en el más flojo del álbum a mi juicio. La caresse du tyran recupera su genial estilo de antaño y nos recuerda que, cuando quieres, nadie puede con ellos en el juego de las altas revoluciones. Son de la elite, por más que no quieran reconocerlo. Una brutalidad “Speedica” que me encanta y en la que la banda va a por todas para cazarte como un animal. Estribillo con mucho gancho y que te mantiene atento a lo que pueda llegar a suceder. Una salvajada en la parte de los solos. En serio, ¿qué comen estos sujetos?

La siguiente es una balada que puede llegar a dividir al fandom. Les coeurs éteints es una canción donde se muestra a Phil algo incómodo en estas tesituras; cosa que me parece extraño si consideramos lo bien que lo hizo con su estupenda balada Jeux de Chair en el álbum del ’98, Résurrection. No tarda en moverse en terrenos más acordes a su voz y ahí si brilla con luz propia. No son tontos y aprovechan sus recursos a lo máximo. Como debe de ser. Tal vez no tengan millones ni la fama, pero si el juego se trata de música, pueden competir con los mejores. Debieron haber liderado a la escena porque estos hijos de p… lo tuvieron TODO.

Quieren irse a lo grande y te lanzan este golpe en la cara que es Divine Menace. Un nuevo clásico de ADX, sin dudas. Todos los ingredientes que incorporan su estupenda música yacen presenten aquí. Velocidad, potencia, filo, gancho… todo. Una de esas canciones que no podrás dejar de escuchar en mucho tiempo. Fue un adelanto del álbum y debo decir que me tranquilizó. Estos no paran y no cambian por nadie. Y eso, querido amigo, es algo muy Heavy. Termina este deleite con una nueva versión de su canción King Of Pain de su Weird Visions. Debo decir que, obviamente, suena más dura por la producción pero la banda logra mejorarla y mantiene su estilo clásico. Una interesante forma de ver a un viejo amigo, si me lo preguntan. Suena muy acorde a lo que hemos escuchado hasta ahora en Ultimatum; no desentona en absoluto.

Si este es el final de todo, pues qué final. Una manera digna y brillante de acabar una carrera que brilló con luz propia. No tuvieron ni un ápice de reconocimiento pero debo decir que, si de los mejores secretos de nuestra música se trata, estamos antes uno de los mejores. Un grupazo que merece ser leyenda, puesto que lo que hicieron fue de leyenda. Gracias por todo. Uno de los mejores trabajos del año.

Cuatro cuernos (altos) para Ultimatum. Solo diré algo: si una banda con más nombre hubiera publicado este álbum, ¿cómo habría sido la recepción? Nunca lo sabremos.

• Didier "Dog" Bouchard — Batería
• Pascal Betov — Guitarra
• Phil Grelaud — Vocales
• Julien Rousseau — Bajo
• Bernard-Yves Quéruel — Guitarra

Sello
Verycords