
1. Némesis
2. Dame una razón
3. Solo uno más
4. Donde diga el corazón
5. Agua en el desierto
6. Parte de tú vida
7. Más fuerte que el dolor
8. Luces y sombras
9. No pudo ser mejor
10. A corazón abierto
11. Sin miedo
12. Trozos de hielo
Disfrutemos de un sencillo juego. Manuel Ramil, excelente teclista y compositor que ha formado parte de Warcry y Sauze y que en la actualidad forma parte de Avalanch; Luís Melero, bajista que lo fue de Sauze entre otras bandas; Fernando Mon, guitarrista que militó en Warcry, Sauze y Avalanch; Alberto Ardines, batería de Avalanch, Warcry y Sauze. Todos ellos buscan un cantante para un proyecto denominado Adventus ¿Se os ocurre alguno?, ¿tal vez alguien que haya formado parte de alguna de las bandas citadas?; venga va, pues que se una al combo Víctor García cuya presentación resulta baldía.
¿Quiere decir eso que Adventus suena a Avalanch, Sauze o Warcry?, hombre, pues claro, no estamos ante un disco de brutal death. ¿Suenan a copia de esas bandas?, pues tampoco. Nos encontramos, en general, con un disco como la copa de un pino, eso vaya por delante, en el que la parte instrumental es brutal, metal melódico cercano al power metal muy bien elaborado. ¿Y Víctor García qué? Pues canta maravillosamente bien, pero en esta ocasión parece que con menos garra o intensidad, aunque lo cierto es que su voz, de las mejores de habla hispana, es el nexo de unión entre todas las bandas antes citadas y Adventus ya que ese timbre tan característico, tan único que atesora es imposible de separar de Warcry.
Tras la correspondiente intro, denominada “Némesis”, en la que ya se intuye que el gran hacedor de todo este gran invento es Ramil, nos llega “Dame una razón”, que hubiese podido ser, perfectamente, el primer single y en el que las batallas entre el propio Ramil y Mon tienen su primer envite, power melódico del que te avasalla desde la primera nota. “Sólo una más” es Víctor García en estado puro, Warcry del primer nivel, con un puente casi a capela en el que el asturiano de adopción se luce. ¡Ojo!, cuando dije que sin tanta garra quise decir, digo, que ha suplido la garra por el sentimiento, Víctor canta como dios y en este tema da buena cuenta de ello.
“Donde diga el corazón” es una muestra del mejor power metal melódico que se hace hoy en día en la vieja Europa, desde su comienzo, con ese sinuoso teclado hasta que rompe Mon con su guitarra el protagonismo de Ramil y Ardines se une para golpear con fuerza los parches para que al final todo el combo se una en un tema rápido con otro estribillo coreable apoyado en un colchón de teclados; delicioso. “Agua en el desierto” se presenta más épica, sobre todo por el buenísimo trabajo de Ramil y una base tan sólida que tanto Ardines como Melero se erigen como protagonistas.
Nos damos un respiro con “En parte de tu vida”. Un piano y una voz, ¿puede haber algo más emotivo?, aquí está la grandeza de los grandes, mostrando su destreza sin florituras ni pompas, al desnudo, eso sí, a mitad tema, cuando entra el resto de la banda, nos encontramos con la balada heavy que tanto gusta a quien desconoce esta gloriosa música que nos une. Genial. Y hasta ahora disco de los que engancha. Y lo que nos espera!!
¡Ostias!... “Más fuerte que el dolor”, primer single del álbum, trallazo power “comercialote” pero efectivo, para ir cantando todo el puto día la cancioncila de marras, con Víctor alternando los tonos más graves con la fuerza de antaño, mensaje positivo cuando de una puta vez acabe la mierda esta de pandemia y podamos hacer aquello que sienta el corazón. “Luces y sombras”, con una intro que pudiera recordarnos un ápice a los Avalanch de “Muerte y vida”, vuelve a suponer un motivo para el lucimiento de batería y bajo , siendo el tema en el que Víctor fuerza un poco más el registro en su estribillo.
“No pudo ser mejor” es otro tema que podría haber sido el primer single del disco por como desde el principio te engancha; hardrockero, pegadizo, con un colchón de teclados que, como digo, la hace asimilable a la primera escucha, otro estribillo de libro, Víctor cantando cómodo y un trabajo de todo el combo digno de elogio para transportarnos a la segunda balada del disco; o más bien “power ballad” que dirían los eruditos; un orquestal inicio da lugar a una poderosa balada que da el tiempo justo para presentarnos “Sin miedo”, ritmo imponente con, de nuevo, la esencia de Ramil que lo impregna todo pero sin quitar protagonismo al resto del combo que, como en todo el disco raya a gran altura hasta lograr un tema que se acerca a los parámetros de los primeros discos de Warcry, al igual que "Trozos de hielo", que también deja un regusto a la banda asturiana que desde luego no es más que motivo de satisfacción para quien disfrutó de los chicos comandados por Víctor García.
En definitiva un disco enorme, muy disfrutable y desde luego, recomendable al 100% para quien disfrute del power heavy con mucha melodía, bien hecho. esperemos que no se queden aquí y su trayectoria fluya.
Víctor García: Voz
Fernando Mon: Guitarra
Luís Melero: Bajo
Alberto Ardines: Batería
Manuel Ramil: Teclados