
Si Loimaa, pequeño municipio finlandés que no supera los 20,000 habitantes, es conocido por algo o alguien muy popular que escape a mi conocimiento lamento no poder dar noticia de ello, pero sin duda el nombre de esta pequeña localidad jamás se borrará de mi mente como consecuencia de haber parido a una de las aberraciones más sórdidas, fungosas y abominables que jamás morara por los fértiles prados de la Tierra de los Mil Lagos. Estamos hablando de los zumbados ADRAMELECH; Los amos del lugar, con el debido permiso de otros jefazos de aúpa como DEMIGOD.
Formados aproximadamente sobre el ya remoto año de 1991, ADRAMELECH (deidad solar hebrea originariamente denominada Adar-malik, que también cita Milton en su ‘Paraíso Perdido’, identificándolo como uno de los ángeles caídos) desde sus primeros pasos demostraron sobradamente como a pesar de no haber estado metidos en el ajo desde el principio de la movida junto a los monstruos sagrados de la escena (REPULSE/XYSMA, FUNEBRE, ABHORRENCE) todavía tenían mucho que decir mediante un discurso y unas maneras totalmente propias de un atajo de lunáticos prófugos de alguna institución mental de máxima seguridad. Como prueba, me aferro a sus dos malsanas demos (‘Human Extermination’ del ’91 y ‘Grip of Darkness’ del ‘92) para dar fe de ello y como colofón os presento el trabajo del que hablaremos justo a continuación. Editado por el recordado, aunque algo venido a menos, sello francés Adipocere Records, ‘Spring of Recovery’ se presenta bajo la guisa de un truculento sencillo en formato siete pulgadas (los míticos 7inch) en el que se incluyen dos chapoteantes himnos de los que reptan muy lentamente, pero que terminando despedazando con sus horribles fauces a todo aquello que se les pone entre las cejas.
La verdad, no negaré que algunas de sus posteriores entregas, y estoy pensando de manera particular en su apisonador LP de debut ‘Psychostasia’ (Repulse Records, 1996), superan técnicamente con creces a los dos cortes facturados en este single, pero para hacernos la idea más aproximada de lo que fue el sonido ADRAMELECH ‘clásico’, sin duda hemos de acercarnos, con sumo cuidado porque muerde, a este preciado ítem (aunque muy asequible por precio) del que os estoy hablando en estos momentos y que por cierto, es de los pirula a 45rpm. De la portada diremos “que no mata del todo” (de ella se encargó Turkka Rantanen, hermano de Jarkko) pero al fin y al cabo, como de costumbre en la época, cumple sobradamente con su cometido aunque personalmente creo que en blanco y negro hubiera cobrado más fuerza.
¿Y cómo no? El plástico arranca con las sangrantes chispitas míticas con las que debe comenzar semejante artefacto de culto, y es que escuchar esto remasterizado en digital (eso tan común que se lleva últimamente cuando se reeditan tantos trabajos de aquella época) o bajarlo cerdamente de la red, le resta prácticamente un 85% de magia a la experiencia única de disponer a TU SINGLE (¡porque tú eres el único que tiene esa copia!) en TU PLATO (el único que va “beneficiarse” a TUS VINILOS toda vez que los adquieras -raramente los desvirgará- porque lógicamente si lo quieres todo hay que tirar de segunda mano) y verlo girar mientras te meas en mitad de un trance místico. Como dice uno de mis mejores amigos “son obras de arte, que además de eso: ¡llevan música!” Hay que vivirlo para entenderlo.
Os lo anticipaba antes, y no miento: La duración del trabajo es corta (apenas diez minutos) pero cuando el nivel de intensidad es tan elevado, a veces es mejor no abusar demasiado ya que resulta infinitamente mejor ofrecer a tu público dos excelente temas redondos antes que no cinco o seis de factura mediocre. Sin duda esto es algo que ADRAMELECH debieron tener muy claro: “tenemos dos caras para hacer un siete pulgadas y vamos a cagarnos en medio”. En este sentido, ‘Mortal God’, precedida por su inquietante intro ‘Dethroned’, pone las cartas bocarriba oreciendo un manotazo de los de órdago y es que desde su primer segundo hasta el último, la cohesión y el desarrollo del tema nos ponen de manifiesto a una banda en absoluto estado de gracia tocando Death Metal del burro, burro y del bueno, bueno. El vozarrón de Rantanen (alma mater de la formación) es de esos que encoje las bolas y ojito que el pollo se encargó también de una de las guitarras. La sección rítmica por su parte, nos muestra a una combo Aarnio&Tainio completamente poseído por mil demonios, bajando a toda leche como una inmensa bola de nieve por la pendiente, a la espera de impactar con lo que sea y eliminarlo de la faz de la tierra.
Como ya he dejado claro antes, ambos cortes presentan trazas de salvajismo absolutamente innegables, ahora bien, la adición de sintetizadores no solo es que no diluye o quita fuerza a la mezcla final, sino que refuerza la potencia de sus atmósferas fantasmales, otorgando sobre todo al corte de la cara-B, ‘Revived’, unos niveles de insania y morbidez 100% típicos del Death Finlandés. Aquellos más familiarizados con el Death Metal clásico de toda la vida, sonreirán al observar el guiño a un tema clave de una banda capital dentro del género, y a buen entendedor, pocas (o ninguna) palabras bastan. El tema acaba cerrando con una ominosa guitarra acústica al punto que los ecos de la maquinaria se alejan, poniendo de manifiesto que ‘Spring of Recovery’ es uno de esos singles de referencia para aquellos enfermos terminales que aman a esta música por encima de todas las demás. Es cierto que algunos otros (singles) se hallan en una liga superior, ya no sólo de calidad o simbolismo sino también de precio, pero eso no quita que todo buen deather deba poseer en las estanterías de su casa una copia de este alucinante trabajo.
Valoración: 8.8
Jarkko Rantanen: Voz & guitarra
Jani Aho: Guitarra
Mikko Aarnio: Bajo
Jussi Tainio: Percusiones